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Martes 29 de diciembre de 1998


LA RADIOGRAFIA DE LA POBREZA

Por Hernán Maldonado


Miami – La dramática imagen fue captada por el lente de Nicolás Quinteros, fotógrafo del diario La Razón.

La niña, con los ojos enrojecidos por las lágrimas se aferra a su regalo de Navidad en el estadio Hernando Siles. Una mano solidaria le señala la salida. Su larga espera junto con otros 50,000 niños ha terminado. Nunca se sabrá si llora de felicidad por haber obtenido por fin una muñeca o por la amargura de ser pobre.

Porque la pobreza se nota a la legua. Está en su cabellito que no se sabe desde cuándo reclama un peine, un jaboncillo; está en su modesta vestimenta. Sus manos entumecidas hablan de deberes impuestos antes que del disfrute de derechos.

"Quinteros y yo regresamos muy tristes a la redacción del periódico. Fue una jornada muy triste", me escribió el fotógrafo de ese matutino paceño, Patricio Crooker.

"La solidaridad quedó pequeña ante tanta pobreza", tituló La Razón al referirse a esa cruzada que encabeza anualmente Radio Fides por iniciativa de su director el padre Eduardo Pérez Iribarne y cuya consigna es "Por la sonrisa de un niño".

Cuando empezó, 1,500 regalos se entregaron en la misma emisora. Al año siguiente el volumen requirió el teatro Monje Campero y luego el coliseo Julio Borelli con sus 12.000 localidades. Desde 1996, se utiliza el estadio Siles con sus 50.000 asientos. Pero este año, el coloso también resultó chico. Miles de niños y sus padres acamparon en las afueras inclusive desde la noche anterior pese al frío y la lluvia; muchos inútilmente.

Las colas para ingresar se extendieron hasta el Obelisco y por el este a lo largo de la Avenida Busch. Me imagino lo doloroso que habrá sido para todos ver a ese ejército de niños y padres pobres. Mucho más doloroso tiene que haber sido contemplar la pena y frustración de los que no pudieron entrar al estadio y menos recibir un regalo.

Fue "una radiografía de la situación del país", apuntó La Razón, que un día antes, en un subeditorial, sin desmerecer los esfuerzos de Pérez, había criticado el "asistencialismo".

Palabras más o palabras menos, no le dicen nada a los niños pobres. Ellos sabían que "el padre Pérez" distribuiría regalos y simplemente se pusieron entusiastas en la filas con la esperanza de alcanzar el suyo.

Ellos, como otros miles de pequeños en toda la geografía nacional, no podrían entender los mensajes de optimismo que apenas 24 horas antes había desparramado el vicepresidente Jorge Quiroga. El joven ejecutivo, con la contundencia que tienen los números, anunció que el crecimiento del país en el año que termina fue del 4.7 por ciento, superior al 2.3 por ciento del resto del continente.

Quiroga subrayó también que la tasa inflacionaria fue del 5 por ciento, el "más bajo en los últimos 27 años".

Esas aparentes buenas noticias chocaron brutalmente con la desesperación de los padres que el miércoles pasado buscaban, agarrados de sus hijos, un regalito navideño. La rabia de los que madrugaron y no obtuvieron nada no le decía nada a sus pequeños. ¿Y éstos qué consuelo podían tener?

La jornada promovida por la emisora paceña fue una categórica radiografía a la pobreza.

Fue un Yo Acuso fenomenal contra nuestra clase politica, contra nuestros gobernantes de antaño y hogaño.

Porque lo que se vio no ha nacido ayer. Se arrastra y se agudiza con el tiempo. Antes había pobreza, ahora se ve mendicidad.

El actual gobierno subió al poder enarbolando la bandera de la guerra contra la pobreza. Han pasado 18 meses y esa guerra todavía no se ve.

Los que se ve es una furia contenida de un pueblo engañado por los políticos de ayer y de hoy. Lamentablemente el panorama de 1999 no es el mejor.

50.000 niños y sus padres han sonreido gracias al padre Pérez.

Ahora es hora de orar.


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