Los pobres convertidos en mendigos




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Lunes 25 de noviembre del 2013


LOS POBRES CONVERTIDOS EN MENDIGOS

Por Hernán Maldonado

El joven se me acercó tímidamente. Miró a izquierda y derecha para cerciorarse de que nadie lo seguía y me lanzó su pedido a quemarropa: “Señor, ¡le compró la pitusa!” (pantalones vaqueros).

-Yo no vendo nada, le dije y empecé a caminar. El joven me siguió unos pasos e insistió: “Le pago en dólares”. Vio mi determinación y se me perdió de vista en un santiamén.

Estaba en La Habana, en los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe como periodista de la United Press International (UPI). El jefe del grupo, Tony Espetia, opinó: “Mejor no meterse porque a veces son provocadores y después podrías ser arrestado por comercio ilegal”.

Era agosto de 1982 y yo había llegado a Cuba tras cubrir el Campeonato Mundial de Fútbol de España. Me parecía estar en otro mundo. De las bulliciosas calles madrileñas llenas de cafés y comercios, estaba ahora en una capital que parecía agonizar hace tiempo.

Lo que alguna vez eran hermosos edificios de rica arquitectura de los primeros tiempos de la república estaban casi en escombros. Casas señoriales de La Habana vieja que alguna vez albergaron una familia, se habían convertido en conventillos.

Una puerta zafada de su lugar o ventanas rotas nunca más se repusieron. En las esquinas multitudes aguardaban el paso de autobuses públicos y cuando estos llegaban a la hora nona, la gente se colgaba hasta de las ventanas.

En los escasos abastos donde los ciudadanos se abastecían de comestibles gracias a la infame “libreta de racionamiento”, a primera vista parecía haber un enorme surtido de mercaderías. Era un engaño. Los estantes estaban llenos, pero de latas y botellas vacías.

Ya habían pasado más de 20 años de la “Revolución” y hoy a 54 años, los viajeros que llegan a Miami huyendo de la “isla de la felicidad” (Hugo Chávez dixit), refieren que las cosas siguen igual o peor. Por la ventanitas que se abren en Internet puede comprobarse que es verdad.

Cuba fue destruida por los hermanos Castro. El mundo apenas puede creer que el otrora primer país productor de caña, actualmente importa azúcar pagando al contado a Estados Unidos

Venezuela parece entrar en ese torbellino de la miseria. El gran productor de petróleo, aunque Ud. no lo crea, también importa gasolina del “maldito imperio” (Chavez dixit).

A los cubanos los mantiene el “papa-Estado”. Salarios, comida, hospitales, comercio, industria, educación. Todo es provisto por el Estado. La pobreza es generalizada. Al que le disgusta, es libre de desafiar los tiburones del Estrecho de la Florida.

Nicolás Maduro busca hacer lo mismo con Venezuela. Su mentor Chávez destruyó la agroindustria, las industrias básicas del petróleo, el hierro y el aluminio y ahora el heredero se ensaña contra el comercio. En un abrir y cerrar de ojos, las importaciones (los de los alimentos ya lo son en un 70 por ciento) estarán a cargo del “papa-Estado”.

Millones de venezolanos se aprestan a librar el último combate el 8 de diciembre en las elecciones municipales. Si cuantitativamente (con la trampa habitual) gana el oficialismo, Venezuela se convertirá de hecho en la segunda Cuba del hemisferio. Si gana la oposición, el país le pondrá freno al socialismo hambreador de una u otra manera. Amanecerá y veremos.