Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 10 de diciembre del 2006


NO LLORES POR MI VENEZUELA

Por Hernán Maldonado

La mayoria del pueblo venezolano decidió mantener su respaldo al teniente coronel Hugo Chávez. Ese el veredicto incuestionable de las urnas. Venezuela, entra a una etapa de profundización de un proceso que su jefe de Estado califica de "socialista" y que promete un mayor control estatal de la economía, la consolidación de una hegemonía política y la promesa de la "aniquilación" de la oposición.

La oposición despertó de un sueño para estrellarse con una realidad abrumadora. El eslogan de las masas chavistas de que: "Con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo" (hasta el final), pudo más que las promesas de restablecer en el país el equilibrio de poderes, de devolverle a 26 millones de venezolanos del disfrute de un verdadero sistema democrático.

Pero la oposición, pese a su cuantiosa votación de casi cuatro millones, descubrió también, y amargamente, que un movimiento político no se construye a través de los medios, de las columnas editoriales, de las páginas de opinión, sino que su liderazgo debe "patear monte", salir de sus claustros citadinos y volcarse a la Venezuela rural, esa que no lee periódicos y cree a pie juntillas las consignas chavistas de que las críticas de esos medios al régimen son manipulaciones del "imperismo" estadounidense.

El venezolano pata-en-el suelo hizo lo aquel jinete que se preguntó: "¿Por qué cambiar de caballo a mitad del río?" Es decir que el Juan Bimba, el pobre, convertido en mendigo con los programas asistencialistas y prebendalistas del régimen, se decidió por seguir contando con las limosnas que recibe, a confiarse en las promesas del aspirante a suceder a Chávez. Fue la manera simplista de hacer realidad lo dicho por Marx: "No es la manera de pensar lo que determina la manera de vivir, sino la manera de vivir lo que determina la manera de pensar" o lo que folklóricamente solían decir los movimientistas bolivianos de los años 50: "Barriga llena, corazón contento. Viva el Movimiento".

Y por ahora, el Juan Bimba está contento con las migajas que le tira Chávez a manera de subsidios hasta para recibir semanalmente una bolsa de comida. Populismo puro que durará en tanto y cuanto se mantengan altos los precios del petróleo, como bien lo han apuntado medios internacionales, entre ellos El País de España y The Washington Post.

De paso, no hay que perder de vista el informe de los observadores de la Comunidad Europea que pusieron de relieve el manifiesto ventajismo oficial en la campaña electoral con el derroche obsceno de los recursos nacionales, que incluyeron bonos especiales a más de 2.5 millones de empleados públicos a los que, de paso, se les advirtió que serían despedidos si no votaban por Chávez.

La única ganancia opositora es que por primera vez desde el desastre del referendo revocatorio es que sabe cuál es el piso sobre el que trabajará, descubrió a un estadista como Manuel Rosales, un político de primer nivel, que fungirá como su líder con el encargo de mantener vivas las esperanzas de ese colosal segmento de la Venezuela productiva que, desde la calle, buscará impedir que en su país se instaure una segunda versión de la Cuba fidelista.

Lo sorprendente de las elecciones fue que hubo un 25 por ciento de abstención (casi cinco millones de electores). A éstos, por lo que se ve, les interesa poco que Venezuela transite hacia a un socialismo chapucero (que no acaba de ser definido ideológicamente) o el regreso del país a la democracia, es decir a un sistema donde donde no sea un solo hombre el dueño de los Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral.





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