Tierra Lejana se complace en transcribir este poema inédito de la pluma del querido amigo y colega Lorenzo Carri en el que rinde tributo a La Paz, la ciudad que era y que es y que ha hecho suya y en la que vive desde hace medio siglo. El poema fue escrito hace algún tiempo y estuvo engavetado hasta que lo descubrí. Particularmente me retrotrae a mis mejores años en esa ciudad y me sentí agradablemente nostálgico al recordar esos tiempos. Tengo la certeza de que lo mismo sentirán mis coetáneos. Diciembre del 2010 LA CIUDAD QUE ES AYER Por Lorenzo Carri Esta ciudad de calles empinadas, de tiendas y edificios y de gentes que parecen millones, de imitación de otras, siendo ella, no es la que me atrapó de un día para otro una tarde de octubre, de llovizna, de soledad sin pena. La Paz que está en mi sangre era más fácil de andar y comprender. Estaba cerca de la estación de trenes y del Prado, de la calle Comercio, del colectivo dos y del estadio, de la salteñería y el correo, de mi radio y mi vida en la Camacho. El Alto era una llanura color ocre, y el camino de tierra rumbo a Oruro. Obrajes parecía la frontera con el verde y el fin. Y más abajo, empezaba el destino de excursiones que nunca repetí. Esa La Paz que me dolió en las piernas, que caminé obligado, Que conocí de a poco y nunca a fondo, Era la que escuchaba El Cóndor y Altiplano, la que leía la Nación, Ultima Hora, El Diario, aquella que Don Juan y Alicia Boiso llenaron de novelas en las noches de Fides; la que escuchó la voz de Mario Castro, la ciudad que dormía a las diez, máximo once, salvo algunas jornadas de golpe o sobresalto. La ciudad que está aquí, y no es la misma, me explica que ha cambiado (que he cambiado) que ambos perdimos algo en esta vida. |