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Domingo 29 de julio del 2001


LA JUVENTUD AL PODER

Por Hernán Maldonado


Tierra Lejana
¿Qué es lo primero que debería hacer el presidente Jorge Quiroga?

Nombrar un gabinete de consenso con mayor participación a independientes
Componer un gabinete respetando las actuales cuotas de poder
Mantener el actual gabinete con sólo algunos cambios cosméticos


Resultados
Jorge Quiroga Ramírez asumirá dentro de una semana el cargo de presidente constitucional de Bolivia y su gobierno de 12 meses abre un periodo de expectativas como muy pocas veces se ha visto en el país dadas las especiales circunstancias en que se produce el reemplazo presidencial.

Quiroga, que acaba de cumplir 41 años, reemplaza en el cargo al general Hugo Bánzer Suárez, de 75, y su asunción ha sido recibida con muestras generosas de respaldo político, más de la acera del frente que de su propio partido, Acción Democrática Nacionalista, en el que todavía hay quienes creen que es un recién llegado.

Precisamente por la lucha interna entre los “dinosaurios”, es decir los viejos allegados a Bánzer Suárez, y los “pitufos” alineados en torno a Quiroga es que, en gran parte, la gestión del cuatrenio banzerista deja un balance en rojo y que se traduce en la desastrosa situación del país en los planos políticos, económicos y sociales.

Los “dinosaurios” hicieron lo imposible por aplastar a los “pitufos” y en el fragor de la lucha hasta filtraron informaciones en el sentido de que Quiroga conspiraba para derrocar a su mentor. Fue cuando Bánzer públicamente pidió explicaciones a su vicepresidente y éste debió dárselas en un almuerzo en el Palacio de Gobierno.

Quiroga sobrevivió a esa humillación urdida por los “dinosaurios”, pero curiosamente cuando le tocó reemplazar a Bánzer, durante los viajes al exterior de éste, prefirió despachar desde sus oficinas de la vicepresidencia y ni siquiera acercarse al Palacio de Gobierno renunciando así a un emblemático factor de poder .

El diario La Razón reveló que esa decisión se produjo desde cierto interinato cuando una de las hijas de Bánzer, que funge de su secretaria privada, le espetó en uno de los pasillos el calificativo de “traidor”. La Associated Press, en un informe divulgado a principios de este mes, reveló también que en otra ocasión la esposa de Bánzer le “aplicó una bofetada”.

Sea como sea, lo cierto es que Quiroga sobrevivió a todas esas versiones, inclusive cuando por largos meses decidió ser simplemente la “quinta rueda del carro” al habérsele apartado de decisiones fundamentales en el manejo del país, lo que de alguna manera aprovechó para tender puentes de diálogo con el principal partido de oposición para adelantar acuerdos camarales en su condición de presidente nato del Congreso.

La composición de su gabinete y de las prefecturas dará luces de los propósitos del nuevo mandatario. Allí veremos si los “dinosaurios” que le mintieron al país sobre al gravedad de la enfermedad de Bánzer ganaron el tiempo que buscaban para acomodar sus intereses a la nueva realidad política en puertas.

El pueblo, cuya sabiduría a veces es menospreciada por nuestros políticos, ha sintetizado su manera de ver las cosas a través del dirigente campesino Alejo Veliz, quien le ha recomendado a Quiroga “amarrarse bien los pantalones”.

Quiroga, por mandato constitucional, no podrá aspirar como candidato en las elecciones del próximo año y en el mundo político boliviano para nadie ha sido un secreto que sus miras están puestas en los comicios del 2007. Creo que ahora se le presenta la oportunidad de oro para demostrar sus dotes de estadista de cara a ese futuro.

Nadie debe esperar milagros, pero muchas de sus decisiones pueden dar pautas de acción, pueden señalar caminos, abrir modelos de conducta, modelar hábitos de trabajo. Eso es lo que el electorado recordará el 2007 y no la catarata de discursos llenos de promesas a incumplirse a la que nos tienen acostumbrados los políticos tradicionales.

Sería saludable que Quiroga casi simultáneamente al nombramiento de su nuevo gabinete, hiciera lo propio designando a los 9 prefectos y diera señales claras de que en su entorno no estarán aquellos que son investigados por la Contraloría y mucho menos aquellos que son enjuiciados y hasta aquellos que fungen como jefes de partidos aliados y que son rebeldes y contumaces a decisiones de la Corte Suprema de Justicia.

El servicio exterior, que en buena cuenta ha estado en manos de los amigotes del general enfermo, debe presentar en masa su renuncia, según acaba de recordar el canciller Javier Murillo. Obviamente Quiroga no despedirá a los 39 parientes del general (según estadística divulgada por La Razón) que ocupan cargos de embajadores, cónsules, agregados, consejeros, asesores, secretarias, auxiliares, etc, porque eso sería desangrar el Tesoro Nacional cuando falta apenas un año para terminar el actual periodo.

Sin embargo, hay algunos embajadores que tienen que ser cambiados de inmediato. Quizás así nos evitaremos escándalos como el ocurrió el jueves pasado en la capital mexicana cuando el crítico de arte y escritor mexicano Alberto Hijar arrojó una copa de vino al rostro de nuestro embajador en México, no sin antes haberlo acusado de ser el “asesino” del Ché Guevara.





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