Un coro de hipócritas




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Domingo 3 de julio del 2009


UN CORO DE HIPOCRITAS

Por Hernán Maldonado

Esta vez los pájaros le están tirando a las escopetas o como dicen en mi pueblo, esto se ha convertido en la Villa de Aranjuez, donde el ratón se come al gato y el ladrón le acusa al juez, es decir, todo al revés.

Resulta que el castrismo que se adueñó de Cuba desde hace medio siglo y que reclama contra el bloqueo estadounidense, ahora consigue "bloquear" a Honduras. Fidel Castro, inventor de la frase: ¿Elecciones para qué?, pide restituir en su cargo al derrocado Manuel Zelaya, "el presidente elegido democráticamente por el pueblo hondureño".

Daniel Ortega de pronto sufrió un ataque de amnesía y no recuerda que la primera vez que accedió al poder fue a sangre y fuego, sobre centenares de cadáveres. El vociferante abanderado de la "democracia" nicaragüense, ni siquiera accede al pedido general para un recuento de votos de las fraudulentas elecciones municipales del 2008.

El ecuatoriano Rafael Correa que manda a expulsar a periodistas de su despacho, que insulta a sus opositores, que persigue a diarios y busca silenciar al canal de televisión Amazonas, se desgarra las vestiduras defendiendo a Zelaya quien, siguiendo el modelo chavista, manipulaba para eternizarse en el poder.

El boliviano Evo Morales "defiende la democracia" hondureña porque, como Hugo Chávez y Correa, cambió la Constitución para hacerse reelegir en diciembre, algo que buscaba Zelaya y que le fue impedido por los otros poderes del Estado hondureño y sus fuerzas armadas, en el atípico golpe de Estado del 28 de junio.

José Miguel Insulza, a quién Chávez llamó "p... desde la p hasta la o", ahora apareció con la Carta Interamericana en la mano para pedir la restitución de Zelaya. Quien no tuvo el coraje de exigir disculpas del petrodictador, asi sea por respeto al alto cargo que ejerce en la OEA, muestra una valentía insólita porque desesperadamente necesita para su reelección de los votos del Grupo del ALBA y CARICOM, en manos del jeque petrolero caribeño.

El cinismo del mandamás de la OEA es tal que uno se pregunta: ¿Dónde estaba el organismo cuando Morales orquestó en Bolivia el sangriento derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada, con dineros chavistas, como denunció el ministro del Interior Carlos Sánchez Berzaín? ¿Dónde estaba cuando se derrocó a tres presidentes ecuatorianos con la ayuda de Chávez, como afirma el ex mandatario Lucio Gutiérrez?

Este pequeño ejército de "demócratas" hipócritas tiene en Chávez a su más alto exponente. El jefe golpista de las sangrientas asonadas militares del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, llama ahora "gorilas" a los uniformados hondureños. ¿No fue él quien conspiró contra Carlos Andrés Pérez, un presidente democraticamente elegido?

¿No es éste "demócrata" de nuevo cuño el que cerró Radio Caracas TV el 2007 y que todos los días amenaza con clausurar a Globovisión? Chávez fue derrotado en diciembre del 2007 en su pretensión de instaurar un régimen comunista, pero desconociendo la voluntad popular, puso en vigencia, via leyes de su genuflexa Asamblea Nacional, la reforma constitucional propuesta.

Chávez obliga a los militares a gritar "patria, socialismo o muerte", violando la Constitución que prohíbe a los uniformados actuar en política partidista. Pero lo peor es que este "demócrata" parlanchín, que "defiende" la voluntad popular que eligió a Zelaya con 900.000 votos, desconoce que el actual alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, obtuvo casi 720.000 votos y resolvió despojarlo de presupuesto y edificios públicos y le sobrepuso insconstitucionalmente una "jefe". El delito de Ledezma es ser opositor.

Esta es la cáfila de "demócratas" que claman estos días por la restauración del Estado de Derecho en Honduras. "Candil de la calle, oscuridad de la casa", diría mi abuela.