Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 20 de mayo del 2007


LA HEGEMONIA COMUNICACIONAL

Por Hernán Maldonado

El próximo fin de semana la petrodictadura chavista sacará del aire a Radio Caracas Televisión (RCTV), a menos que a última hora el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) admita una demanda de inconstitucionalidad que impida el cierre del más emblemático de los medios de comunicación de Venezuela.

RCTV resistió a pie firme a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y amenazas y cierres durante los gobiernos democráticos de Luis Herrera Campíns y de Jaime Lusinchi. Hoy le pone el pecho altivo a Hugo Chávez Frías, acompañado por el 84 por ciento de los venezolanos que rechazan su cierre.

Pero Chávez ha decidido quemar todas sus naves en su marcha hacia su eternización en la presidencia y la consecución de una hegemonía comunicacional. Con RCTV vigente, al teniente coronel le sería cuesta arriba conseguir la aprobación en referendum de una reforma constitucional (que digita entre gallos y medianoche) para su reelección indefinida.

La semana que comienza tiene a los venezolanos con los pelos de punta. Ante la determinación de Chávez de jugársela entero, hay sectores de la sociedad civil que están llamando a salir a las calles a la medianoche del próximo sábado cuando desaparecerá de sus pantallas RCTV para dar paso a otra televisora oficial. Quizás creen que pueden salir de Chávez como los filipinos se libraron de Ferdinand Marcos.

Chávez argumenta que la nueva televisora será moderna, democrática, de excelente programación, etc. Si ese es el empeño, Juan Pueblo se pregunta ¿por qué Chávez no lo hace ya en los 400 medios, entre radios y televisoras comunitarias; diarios, semanarios y otras publicaciones que tiene en la actualidad, sobre todo a través de Telesur, Venezolana de Televisión y Televen, con alcance nacional e internacional?

El propósito, pues, es clarísimo. Chávez busca aniquilar la libertad de expresión. Si tiene éxito en cerrar a la más grande e importante televisora del país, entonces cerrar los otros medios o acallarlos con los petrodólares, como ocurre actualmente con varios canales hasta ayer antichavistas, será como comerse una papita frita.

Eso lo han percibido claramente en el exterior. Casi no hay organismo vinculado a los medios que no haya expresado su preocupación o su rechazo al cierre de RCTV, incluyendo a entidades como el Senado de Chile, Amnistía Internacional y la Asociación de Partidos Políticos Latinoamericanos.

Existe la leve esperanza de que la Sala Administrativa del TSJ falle a favor de RCTV, aunque poco debería esperarse porque el organismo máximo de la justicia venezolana es un apéndice del Poder Ejecutivo. Tan es así, que el viernes último el propio Chávez se adelantó: "La única forma de que RCTV siga en el aire es que yo deje de ser presidente el próximo domingo", desafió.

El aspecto legal favorece a RCTV. Es cierto que el 27 de mayo se le vence la concesión de 20 años, pero la misma ley le otorgaba tácitamente la prórroga por igual periodo, de modo automático, a menos que el Estado hubiera expuesto razones en contra debido a causas tributarias, administrativas o penales, causales que nunca se dieron.

Por eso resalta más la arbitrariedad de la medida. Chávez quizás se saldrá con la suya, pero habría que preguntarse si sopesó el enorme costo político que pagará tarde o temprano.

El periodismo vive una mala hora desde Venezuela a Ecuador (Rafael Correa enjuicia a dos diarios), Nicaragua (Daniel Ortega formula graves amenazas contra La Prensa) y Bolivia (Evo Morales cotidianamente ataca a la prensa independiente).





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