Un nuevo führerPor Elizabeth Schwimmer Ante el horror que presenciamos sobre los hechos del führer Ariel Sharon contra los territorios palestinos, me vienen algunos pensamientos. El primero es que algún día lo veremos sentado en el banquillo de los acusados en el tribunal internacional de La Haya, ¿igual que Milosevich? No nos olvidemos que el gobierno de USA se desvinculó por mucho tiempo de ese personaje hasta que dio "el visto bueno" para que sea enjuiciado. Por otro lado, hay que tener mucho cuidado con la palabra "antisemitismo". Como se muestran las noticias hasta ahora, el mundo piensa que todo Israel al igual que todos los judíos en el planeta están de acuerdo, felices y contentos con la masacre y destrucción de los palestinos. No es lo mismo "israelí" de los cuales hay judíos, árabes y cristianos de muchas denominaciones, que viven en el territorio Israelí o "judío", palabra que denota a un ser de una raza y/o religión determinada, generalmente usada peyorativamente. Ese joven país, que en algún momento demostró al resto del mundo que podía haberse convertido en un ejemplo como nación moderna y próspera, acaba de destruir todos esos ideales y ese gran contingente de "judíos" que quieren y añoran la paz y la convivencia con los palestinos, están tan mudos y paralizados (algunos encarcelados) por no estar de acuerdo con el führer. Hace algún tiempo, después de la tragedia del 11 de septiembre, escribí algunas líneas sobre la peligrosa decisión de vengar el ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono de Bush en contra de Afganistán (talibanes, al Qaeda, bin Laden y demás), sobre lo que esa decisión muy probablemente podría acarrear en el futuro, lo que las palabras "justicia infinita" podrían significar para algunos líderes locos en el mundo, lo que la guerra contra el terrorismo podría tornarse, ese dar un permiso quasi divino para cometer atrocidades en nombre de una guerra santa contra un ejército "satánico", anónimo e invisible. Mientras que Israel muestra su odio infinito (léase justicia infinita) contra los terroristas palestinos con venia y aprobación del señor Bush (no nos olvidemos de sus palabras sobre acabar con el terrorismo y la más famosa "el que no está con nosotros está contra nosotros y es el enemigo"), aquí en Bolivia, como siempre, los judíos, hijos de inmigrantes que escaparon de aquella atrocidad que debería de haber servido de ejemplo para toda la humanidad de no recurrir nunca más al genocidio, nos sentamos con nuestros amigos árabes, la mayoría de origen palestino, descendientes de palestinos que emigraron a Latino América a principios del siglo XX, incluso antes de la 1era. guerra mundial. Sí, nos sentamos como lo hicieron nuestros abuelos y padres, a charlar, a reír, a jugar cartas, últimamente a darnos un fuerte abrazo en silencio, pues la vergüenza y la tristeza no permite que salgan ya las palabras. Nunca ha sido raro ver sentado en el cafecito Bolivar en Cochabamba a un Mandelbaum con un Abularach, o un Rozenmann casado con una Ismael, o algún grueso libro sobre los árabes bolivianos donado por la comunidad árabe en la biblioteca personal de Werner Guttentag, ejemplos sobran. Los pocos judíos que se quedaron en Bolivia aman el país, la mayoría de las nuevas generaciones son producto de matrimonios "mixtos", de otra manera ya no habrían judíos en Bolivia ni en el mundo. Tanto el árabe como el judío bolivianos, aunque manteniendo costumbres propias milenarias, viven, trabajan y son parte de Bolivia, sino pregúntenle a Guttentag, o a René Hohenstein (director de teatro) o a Ernesto Asbún, o si quieren una opinión más directa, pregúntenme a mí. Sharon será el causante de una nueva ola de antisemitismo, será el causante de que el mundo apunte el dedo a aquellos que a través de la historia fuimos causantes de todas las miserias y problemas del mundo, por lo menos eso es lo que dice la historia, ¿o no? Claro que otros de origen semita, más particularmente de Saudi Arabia causaron una ola "antisemita" que ahora se llama "antiterrorista" y que apunta el dedo a todos aquellos que lleven nombres como Ahmed, Hassan, Mahomed y lleven como vestuario batas largas, sandalias y turbantes o como algún político estadounidense llamó alguna vez a ese atuendo: un pañal o toalla enrollado en la cabeza y atorado por una banda de radiador de auto. Aquellos que fuimos llamados los elegidos de Dios (el padre Abraham, tanto de los judíos como de los ismaelitas, fue el causante de esa elección, según las sagradas escrituras) y que conste: que el pueblo judío fue elegido para demostrar que una raza puede ser todo lo bueno y todo lo malo, no hay medias tintas, la raza más odiada por unos y al mismo tiempo la raza más admirada por otros. Un pueblo que dio al poeta Salomón, pueblo de profetas, que también dio a Jesús, a Marx, Einstein y Carl Sagan. Y ahora la humanidad tiene encima una vez más las pruebas ante sus propios ojos de la maldad del pueblo maldito, gracias a Sharon. Y eso que el Papa ya había perdonado el asesinato a Cristo. Israel es un estado teocrático, aunque disfrazado. Por ejemplo, una pareja de judíos que se casa en Israel bajo la ley (religión) judía gozará de todos los beneficios y protección del gobierno. Si un judío (o judía) desea casarse con un no judío en Israel, no es posible hacerlo, por lo general saldrán a Chipre donde puedan realizar un matrimonio mixto. Los divorcios de un matrimonio mixto tendrán que realizarse fuera de Israel, o sea, los viajes de Israel a Chipre son bastante comunes. Los rabinos ultra-ortodoxos y la población de Mea Sharim (en Jerusalén) NIEGAN la existencia del estado de Israel ya que fue creado artificialmente por la ONU y no por el Mesías como dicen las profecías. El judío israelí sabe muy bien que un ataque suicida de un palestino no es "antisemitismo", es simplemente un método de guerra ante un estado poderoso, militar. El judío sabe que el árabe no está siendo "antisemita" pues el árabe también es de origen semita. Y este método es nuevo en Israel, tan nuevo, que comenzó a aparecer después del 11 de septiembre, justo después de declarada la guerra de la "justicia infinita". Un nuevo método donde la pérdida humana del atacante es única (muere solo el suicida) mientras las bajas del lado de los civiles enemigos son altas. El suicida detona una carga que tiene un costo económico mínimo comparado al armamento pesado y sofisticado del enemigo. El suicida se convierte un valiente mártir, los civiles muertos son casualidades de la guerra, nada más. Y el Gran General recurre a la justicia infinita, que fue aprobada por alguien mucho más superior que él (pero que no es Dios) para acabar con todos los terroristas que por el momento puede ser cualquier palestino, árabe saudita o cualquier tipo que lleve un turbante en la cabeza. Según la visión del Führer y su gran jefe del Norte, los civiles palestinos son casualidades de la guerra, ¿o no? Qué grave es jugar a ser policía del mundo, puedes estar poniendo las armas más mortales en las manos de asesinos en serie. Bolivia, 6 de abril del 2002 |