Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 4 de mayo del 2008


LAS OTRAS ESCLAVITUDES

Por Hernán Maldonado

El ex embajador colombiano Plinio Apuleyo Mendoza se pregunta cómo puede ser presidente de Bolivia un hombre que usa apenas unas 600 palabras del español. El escritor peruano Jaime Bayly se solaza con los discursos de Evo Morales durante los programas diarios de televisión que anima en Perú, Estados Unidos y Argentina. "Es un terrorista del idioma", asegura con sorna.

Las agencias internacionales de noticias llenan las lagunas idiomáticas del mandatario poniendo entre paréntesis las palabras y frases faltantes en sus discursos y ocupándose que haya concordancia entre género, sujeto, verbo y predicado. "Si fuera más joven me dedicaria a estudiar", ha dicho Morales con conmovedora sinceridad.

A nivel nacional más o menos logra hacerse entender porque, como otro presidente que tenía dificultades con el idioma (por sus "manos atados" al inglés), las mayorías nacionales son indulgentes. El problema es a nivel internacional donde palabras mal usadas levantan polvareda.

En las actuales circunstancias en las que vive Bolivia, el que Morales haya denunciado la existencia de un sistema de esclavitud en el agro chaqueño repercutió en el exterior. Aparentemente la referencia tenía claro propósito político para atraer simpatias hacia un régimen que se define como de los marginados y explotados.

Internacionalmente pueda que haya ganado algún punto, pero en el país tuvo un efecto boomerang, porque si Morales asegura que hay esclavitud en el Chaco, entonces negligente y criminalmente ha dejado pasar dos años y pico sin encarcelar a los supuestos "negreros" o esclavistas.

Entre lo que denunció Morales y la realidad hay una enorme diferencia y más allá de las disquisiciones semánticas sobre lo que dicen de la esclavitud la Real Academia o el diccionario de María Moliner, pienso que a lo que Morales se refirió fue a la cuarta acepción de la palabra: "Sujeción excesiva por la cual se ve sometida una persona a otra, o a un trabajo u obligación".

Este es el caso de cualquier servidumbre y servicio no remunerado que fueron prohibidos desde la Revolución del 9 de Abril. Estas leyes, aún en nuestros días, como decía cínicamente el Virrey Abascal sobre las Leyes de Indias, "se acatan, pero no se cumplen".

Morales no sólo tendría que acabar con esos abusos que puedan estar dándose en el Chaco, sino en las minas, en fábricas en el servicio doméstico, en oficinas públicas y privadas a lo largo y ancho del país.

El propio MNR que dictó las leyes fue el primero en violarlas al obligar a los empleados públicos a amanecerse de guardia en sus oficinas o a asistir como borregos a cuanta marcha o concentración convocaba, so pena de despido. Este 1 de Mayo los empleados públicos fueron obligados a asistir a la concentración en la Plaza Murillo.

Es ley no escrita en ministerios que el empleado esté disponible las 24 horas del día. Ahora que está de moda el celular, debe también munirse de uno, a su costo, con el mismo motivo.

Lo mismo ocurre en sectores de la empresa privada. La jornada de ocho horas es ya un cuento y hasta se obliga a trabajar en sábado y domingos. Prolifera la moda estadounidense: el patrón te otorga una computadora para que también trabajes desde tu casa. Y todos calladitos por la escasez de fuentes de trabajo.

Asi que no hay que ir hasta el Chaco, señor Morales. Usted mismo, que es un esclavo de su palabra, lo experimenta quizás en su propia oficina.





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