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CONSIDERACIONES ACERCA DEL ARTE EN BOLIVIA

Por Elizabeth Schwimmer

1.- LA MÚSICA:
¿Qué es hacer música? Es primeramente vivirla, sentirla, estudiarla, conocerla, respetarla, tanto cada nota, silencio, frase, signos... respetar esto y sobre todo respetar al compositor. Estudiar su época, sus sentimientos, sus ideas, su filosofía. Esto lleva bastante estudio, disciplina, trabajo y análisis por detrás. Si respeto lo escrito sobre el pentagrama y al mismo tiempo respeto al compositor, de hecho respetaré al público que se toma el tiempo y las ganas de irme a escuchar, sea este público conocedor del arte o no.

2.- EL SER MÚSICO:
El ser músico, declararse músico y por ende artista, no es una auto-proclamación; el oyente, el que escucha desde su cómodo asiento decidirá si aquél en el escenario es músico y/o artista. ¿Y qué si alguien me preguntara: ¿cuál es tu profesión? Por lo general contesto soy pianista, pues es el instrumento al que me dediqué la mayor parte de mi vida desde la infancia, aunque verdaderamente hubiera preferido cellista, cantante o bailarina, ahora prefiero decir que soy profesora o maestra. En la mayoría de los países del mundo, a un artista se le llama "maestro" o "maestra" pues ya a logrado una maestría de su instrumento o arte y puede sin temor a equivocarse, enseñar a otros o presentar su obra en escenarios, galerías, etc.

El que me llame o me llamen músico y/o artista implica que mi vida entera esté dedicada a un arte: pienso, respiro, como, huelo música todo el día, y aún dedicándome a otros quehaceres en mi vida diaria, de alguna manera estas terminan dando vueltas alrededor del arte. La palabra "profesional", o sea, músico profesional, nunca existió ni tomó ninguna significancia durante mi vida, pues eres músico (artista) o no lo eres, así de simple. El músico y cualquier otro artista que decidan que esta es su forma de vida no le importará los papeles, "léase" diplomas, certificados, títulos, ni tampoco el dinero aunque este sea necesario para vivir, menos el tiempo, pues para lograr la creación artística, el tiempo es limitado, nunca lograremos lo perfecto, hasta el día final de nuestros días, siempre habrá algo que mejorar, transformar o directamente cambiar por una nueva concepción que se adquiere a través de los años con intenso estudio y disciplina. Si un músico, como es mi caso, tiene en su poder varios títulos por entrenamiento "profesional" en conservatorios, universidades, etc., esto no significa que automáticamente uno es un buen músico o artista, todo es relativo, puede tener muchos conocimientos pero esto no infiere que sea músico o artista, todo depende del nivel de humildad y entrega que se tenga hacia el propio arte y hacia el público, que será el que al final defina: este sirve o no.

3.- EL QUEHACER DEL ARTISTA:
Solamente alguien que ha dedicado conscientemente un buen tiempo a "hacer música" o cualquier otro arte, sabe que no se pueden tomar riesgos, no existen los milagros ni se puede confiar en la esperanza de que algo salga fortuitamente bien. La única manera comprobada es el arduo trabajo y la férrea disciplina, no hay otro camino. Un artista humildemente aceptará el nombre de artista cuando sepa que trabajó sin parar hasta lograr lo mejor posible, sabiendo que si se esfuerza más, la siguiente vez será aún mejor. El verdadero artista no aceptará sus propios errores, los cuales existen porque "errar humanum est", menos aceptará errores de otros artistas si éstos son errores por descuido, flojera, mediocridad o simplemente ignorancia.
Y claro, por supuesto hay artistas malos, mediocres, buenos, excelentes y geniales, de todo hay en la viña del señor, más todo depende de la humildad y el sentido de autocrítica que tenga el artista para que se lo catalogue como bueno, malo, más o menos o lo que yo llamo "mejor me dedico al fútbol, al tenis, al karate..."

4.-CUANDO UNO ADQUIERE EL TITULO DE ARTISTA:
Pues simplemente cuando el público culto y sapiente lo llama a uno de ese modo. Tristemente se ve en nuestro país que cualquiera se llama o lo llaman bailarín, pianista, guitarrista, etc. después de tres meses de clases cuando la realidad es que muchas veces en 20 o 30 años apenas se están logrando los primeros pasos como verdadero artista. Los mejores artistas del mundo lograron la fama mundial después de sus 40 y estuvieron dentro del arte desde niños, otros nunca llegan a la fama pero son excelentes artistas, también la suerte y las conexiones tienen que ver mucho en lograr la fama, y conste que fama no es igual que éxito. Entonces, miremos los "artistas" dentro de nosotros mismos y veamos la realidad: ¿somos artistas? O estamos haciendo arte. Creo que es bastante diferente; es más cualquiera puede hacer un arte y hacerlo bastante bien y no necesariamente vivir económicamente de este pero sí hacerlo parte de su vida, que para mí puede dar más felicidad que la vida del artista, aquella en el que el mundo real es incomprensible y muchas veces inaceptable.

5.-EL EGO DEL ARTISTA:
Si un artista tiene un ego enorme yo lo llamo Diva o Divo, puede ser muy buen artista pero humanamente es insoportable, peor si ni siquiera es artista pero cree que lo es. El artista debe tener sobre toda las cosas dignidad, esta dignidad por añadidura le da seguridad, humildad y respeto ante su arte; el saber que esa obra presentada al público es tan magnífica que uno se sienta un pequeño insecto ante tal belleza y lo único que uno puede hacer es rendirle tributo haciendo un trabajo de ofrenda tanto al genio aquél que creo la obra como a la obra misma: el público asistente se dará cuenta de esto. He ahí las expresiones que decimos o escuchamos: hubo entrega, se me erizó la piel, se me llenaron los ojos de lágrimas y no sé por qué. Pues creo imaginarme el porqué: simplemente se creó un lazo invisible entre el compositor, la obra, el músico (en este caso) y el oyente. Si no hubo entrega, lo cual sucede más que menos, lo más seguro es que el compositor sigue durmiendo en su tumba o peor, se está revolcando de ira en ella. Y ni se diga, el público saldrá peor de lo que entró, inamovible y aburrido hasta la muerte. Y peor, si el público asistente se da cuenta que el mentado "artista" cree que lo hizo muy bien. ¡Qué pena es ver artistas de escenario que no se dan cuenta el gran ridículo que acaban de hacer!

6.- UN ESTUDIANTE ES ARTISTA?
Un estudiante de cualquier arte es eso, un simple aprendiz, por mas talento y facilidades naturales que tenga, tiene mucho que aprender. Aunque estudiantes de nuestro arte seremos toda la vida, nunca se acaba de aprender, existen niveles. El ser aprendiz ya nos coloca dentro del nicho de principiante y principiante en la música fácilmente puede significar 5 años, por lo menos en el piano es así y como principiante hay que ser humilde, de otra manera no se aprende. Por eso se empieza de muy niño, por lo general de los 6 a 8 años, en la adolescencia uno ya es un estudiante intermedio y en la temprana juventud uno podrá ya encarrilarse seriamente al estudio "profesional" del arte con todas las bases técnicas listas para seguir el proceso madurativo del intelecto, la estética, el análisis y los sentimientos y aún así sigue siendo estudiante, jamás se auto denominará "artista profesional" como desgraciadamente se está haciendo en nuestro país. Y aquí no incluyo a los genios o niños prodigios pues esos se dan uno en un millón y aquí en este momento no hay genios musicales, eso sí, bastante talento desperdiciado y bastante mal formado.

Aquí debo hacer un paréntesis muy importante: el maestro, aquél guía que marcará para siempre el éxito o fracaso del estudiante. Aquella persona que a través de años de estudio, aquél que lleva consigo las cicatrices marcadas por su o sus propios previos maestros. No hay un solo artista en el mundo que no haya pasado (a no ser que haya tenido una suerte increíble) por las manos de falsos y destructores maestros. El falso maestro, aquél egoísta o ignorante de lo que enseña, aquél que no deja dar pasos al frente, el típico "profe" que habla cizaña de sus colegas, aquél que se cree el único y el mejor. Ese ente que no permite ni aconseja a sus estudiantes asistir a conciertos de otros músicos, o peor, aquél que maestro que ni siquiera se toma la molestia de asistir a conciertos de sus colegas. Se olvidaron o quizás nunca les enseñaron que una de las mejores lecciones en cualquier arte es el observar, escuchar, analizar a otros. Y la pena mayor es observar el comportamiento de sus alumnos, se vuelven verdaderas copias al carbón del maestro.

Entonces, dejando el paréntesis aparte, el artista dejará de ser aprendiz cuando después de aproximadamente 20 o 30 años de estudios serios, intensos, disciplinados, pueda lanzarse al mundo solo, independiente, con sus ideas claras, su técnica propia bien establecida, con una visión clara de cómo manejará su arte y como la compartirá con la humanidad, y siempre con ese sentimiento, que la vida es demasiada corta para aprender todas las maravillosas obras apiladas por tantos siglos, ese sentimiento de tristeza que solamente se nos ha dado un pequeño espacio de tiempo para demostrar al genio creador que más vale que lo hagamos bien, sino mejor seria dedicarse a otras faenas donde no fastidiemos esas ondas invisibles que a veces llamamos musas o simplemente inspiración.