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Viernes 3 de diciembre del 2010


CURANDOSE EN SALUD

Por Hernán Maldonado

La Cumbre de Guyana del pasado 26 de noviembre aprobó un "Protocolo Democrático" supuestamente destinado a servir de disuasivo contra intentos políticos desestabilizadores en los países miembros de la UNASUR, pero a una semana de su aprobación el misterio aún envuelve al texto.

"Debemos ser incondicionales en la aplicación del Protocolo, independientemente de las ideologías de los países que tienen sus democracias amenazadas", dijo el presidente de Guyana, Bharrat Jagdeo, al actual titular Pro Tempore del organismo subregional.

El más entusiasta propulsor del Protocolo, planteado por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue su colega venezolano Hugo Chávez, paradójicamente el líder de las sangrientas insurrecciones que el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992 buscaron derrocar al gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez.

La Carta Interamericana, aprobada en Lima en septiembre del 2001, es un hermoso instrumento no sólo para defender la vigencia de la democracía en la región, sino para fortalecerla. Sirvió de nada cuando se produjeron los abruptos cambios de gobierno en Argentina, Bolivia, Ecuador, Honduras, aún con la excusa de haber estado encubiertos en mandatos constitucionales.

Pero la famosa Carta donde falla tangencialmente es en prevenir la vulneración de los principios por gobiernos elegidos por el voto popular. En Venezuela y Bolivia, principalmente, sus actuales gobiernos tienen legitimidad de orígen, pero han devenido en ilegales al vulnerar las leyes, inclusive de las creadas bajo un nuevo orden jurídico a sus conveniencias.

El Artículo 3 de la Carta proclama: "Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de Derecho... (la vigencia del) régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos".

¿Cuánto de todo esto ya no está en vigencia en Bolivia y Venezuela? O sea que el Protocolo de Guyana no ésta para defender a las "democracias" en esos países, sino a sus gobiernos. Se están curando en salud.

Lo irónico es que el documento revive de alguna manera la "Doctrina Betancourt", vigente en los años 60 que establecía "la política de no reconocimiento y ruptura automática de relaciones diplomáticas con aquellos gobiernos latinoamericanos surgidos de un golpe de Estado".

Por tal política el gobierno de Rómulo Betancourt (tan excecrado por Chávez) rompió nexos con media docena de países.

Como el Protocolo de Guyana mantiene en secreto su texto, lo que se preguntan los internacionalistas es si debe ser ratificado para tener carácter obligante o es algo retórico. Aún más, el internacionalista Adolfo R. Taylhardat, se pregunta ¿qué valor puede tener un documento adoptado por una organización que todavía no existe porque su Tratado Constitutivo no ha entrado todavía en vigor?".