Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Viernes 5 de abril del 2002


OTRO ASPECTO DE LA CRISIS

Por Hernán Maldonado


La agonía de Oriente Petrolero y la rápida eliminación de Bolívar y Real Potosí en la primera ronda de la Copa Libertadores 2002 no es para escribirla en el capítulo de la mala suerte, los malos arbitrajes o las pelotas en los postes, sino en la crisis general por la que atraviesa el país.

El que un equipo extranjero nos golee en nuestra propia cancha, habla a las claras de la crisis futbolística. Lo lamentable es que nuestros dirigentes parecen ignorar el problema y viven ilusionados con "su campeonato", alentados por un sector del periodismo que vive de él.

Con motivo del encuentro Senegal-Bolivia en Dakar, uno de esos periodistas dijo que nuestro equipo "arriesgaba demasiado", sin explicar en qué consistía ese riesgo. Quizás se hacía eco de titulares producidos tras la goleada que nos infligió en febrero Brasil y que fue recibida como un afrenta al "honor nacional", como una "humillación", frases trilladas que inspiraron a Eduardo Galeano cuando escribió: "El lenguaje de los doctores del fútbol".

El encuentro en Dakar terminó con el triunfo senegalés por 2-1 y en todo momento se hizo constar allí que el equipo boliviano era "improvisado", que no contaba con los jugadores titulares, que fue armado apresuradamente y que llegó a Senegal sin entrenar ni una sola vez. Quizás por eso el diario senegalés Le Soleil calificó al entrenador Carlos Trucco de "corajudo".

Pero al margen del resultado en Dakar, lo que se ocultó es que a tres meses del día inaugural, las 32 selecciones clasificadas al Mundial 2002 están buscando hasta bajo tierra "sparrings", como lo admite la propia FIFA y lo destacó el diario frances L'equipe.

Si Bolivia conformaba una selección con la debida anticipación, le hubiera hecho un gran papel a Brasil y de ahí… lo que habría venido es un chorro de ofertas para encuentros amistosos por hermosas cifras y con tendencia a subir en tanto y cuanto fuera mejor su actuación.

Pero el rédito no hubiera estado allí. La verdadera ganancia habría estado en la preparación desde ya del equipo que jugará la Copa América en Perú y Venezuela el 2003 y el 2005 y, lo más importante, las eliminatorias del Mundial del 2006. Las cosas planificadas con esa anticipación tienen que dar resultados, sobre todo porque nos ufanamos (el último torneo Sub17 realizado en Brasil, en el que salimos subcampeones, así lo demuestra) de tener buenos juveniles.

El resultado ante Senegal no fue malo teniendo en cuenta la calidad del rival (más de la mitad de sus jugadores pertenecen a equipos emblemáticos europeos como el Inter de Milán y el Anderlech belga) y porque nuestros muchachos, formados en la Academia Tahuichi no son profesionales y ni siquiera conforman la selección B de la Diablada Verde.

Nuestros dirigentes nunca vieron la gran oportunidad que se presentaba (económica y futbolísticamente) para conformar una selección-sparring. Los tres equipos nuestros representantes a la "Copa Liberta-dólares" no quisieron enviar a Senegal a ninguno de sus jugadores, aunque no tenían ningún compromiso inmediato.

Tampoco lo hicieron los otros equipos, pretextando todos la "importancia" de su participación en el campeonato local que, según los "doctores" de los que nos habla Galeano, "apasiona" a nuestro público por sus "brillantes jugadores", por "sus jugadas excepcionales", por la "calidad de sus goles". (Eso es lo que escuchamos en sus resúmenes de la jornada los fines de semana).

Esos "doctores" ni siquiera ven como esas "maquinarias futbolísticas" están cayéndose a pedazos financieramente. El más afectado es Bolívar, que casi conformó una selección nacional, al punto que sus hinchas (¿abusivamente?) gritaron en el estadio bo-bo-bo; li-li-li; var-var-var. El "equipo de ensueño" se convirtió en el "equipo pesadilla" y en su último partido por la Copa apenas 8.500 hinchas pasaron por boleterías del Siles.

Los "doctores" seguirán hablándonos de un campeonato que "apasiona" a todo el país. Quizás ni cayeron en cuenta que el domingo 24 de marzo, en el encuentro que jugó Iberoamericana ante Guabirá, al coloso de Miraflores sólo asistieron 1.200 personas y la recaudación, algo más de 10.500 pesos, no alcanzó ni siquiera para pagar la boletería y el rayado de la cancha.

La crisis es profunda en el país y el fútbol no es ajeno a ella.





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