Carlos Tovar Gutzlaff, un profeta en su tierra




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Domingo 13 de diciembre del 2009


CARLOS TOVAR GUTZLAFF, UN PROFETA EN SU TIERRA

Por Hernán Maldonado

Carlos Tovar Gutzlaff Parecía tener una computadora jurídica en el cerebro. El Departamento de Estado lo descubrió rápidamente y lo invitó a ejercer la abogacía en Estados Unidos. Era por entonces abogado de esa embajada en La Paz. Su respuesta fue tajante: "No tengo porqué irme de Bolivia". El Dr. Carlos Tovar Gutzlaff no se fue nunca, falleció el lunes 7 en La Paz.

No se habían acallado aún los disparos aquel 19 de abril de 1959 cuando. como Fiscal de Partido, recibió la llamada del ministro de Gobierno: "Esta noche ha muerto el señor Oscar Unzaga de la Vega y se le ha citado para que, de acuerdo a ley, presida el levantamiento del cadaver y lleve adelante las otras diligencias de policía judicial".

Un estremecimiento de dolor recorría Bolivia. El gobierno estaba asustado, la oposición le atribuía el "asesinato" del líder de la Falange Socialista Boliviana.

Bolivia puso sus ojos en el joven fiscal y no sabía que estaba ante un verdadero profesional de la ley. Tras recabar toda la documentación del caso, Tovar "desapareció" rumbo a los Yungas.

Al regresar, no le dio tiempo a nadie para ejercer ninguna presión y publicó su dictamen, el cual luego sería avalado por la Comisión de la OEA que también investigó el caso: Suicidio-homicidio.

Tovar llegó en 1999 al cargo de Magistrado de la Corte Suprema de Justicia en la culminación de una carrera que empezó en los tribunales paceños desde el humilde cargo de diligenciero.

En 1951 recibió su título sobre tablas en La Paz. Inmediatamente se fue a Buenos Aires donde se especializó en Legislación de Menores. Los dos años siguientes estudió en la Universidad Central de Madrid de donde egresó con el grado de Doctor en Derecho. Su tesis se tituló Principios del Proceso Oral.

Un estudioso profundo de la ley, Tovar Gutzlaff era un erudito de la legislación nacional y extranjera y es uno de los 10 abogados bolivianos que han recibido (desde su instauración en 1832) la Medalla al Codificador Mariscal Andrés de Santa Cruz.

Ejerció la docencia universitaria toda su vida y es autor o coautor del Código del Menor, 1966; Código de Procedimiento Civil, 1975; Ley del Abogado, 1979); Ley de Procuraduría, 1979; Revisor del Código de Procedimiento Penal, por resolución del Senado Nacional, 1983, etc. Fue autor de media docena de libros juridicos. El Colegio de Abogados de Caracas le otorgó Medalla de Oro en 1976.

Tovar Gutzlaff era altamente respetado entre sus colegas. Nunca tuvo empacho en cantarles las verdades a los corruptos. Como juez y fiscal fue implacable.

Es legendaria la anécdota con el fiscal Camilo Marín. Hacia fines de 1957, la bella Susana Valda apareció muerta en su residencia de Calacoto. Los que la vieron por última vez, recordaban a Hugo Patiño del Valle sacándola a empellones del Hotel Sucre. Cuando se hizo el levantamiento del cadaver, el cuerpo tenía claras huellas de un brutal castigo y dos orificios de bala.

La señorita Valda pertenecía a la alta sociedad de la época y Patiño del Valle era uno de los poderosos del oficialismo. Según el dictamen de Marín, se estaba ante un caso de "suicidio". Tovar Gutzlaff, como su superior, no lo creyó. Ordenó la necropsia.

Empezó el juicio, como debía ser, por homicidio, pero como los poderosos se dieron cuenta de que a Tovar Gutzlaff no le torcerían la mano, optaron por apartarlo del caso. Marín mandó por seis meses a la cárcel a Patiño del Valle acusado sólo de "lesiones leves".

Un tiempo después, Marín se encontró de sopetón con el Dr. Tovar, quien le pregunto sarcástico: ¿Ya salió Susana Valda del hospital? Marín parecía no haber acusado el golpe: "Doctor, usted sabe que esa muchacha murió", dijo.

"¡Ah! Pero tu requerimiento hablaba sólo de lesiones leves", replicó mordaz Tovar Gutzlaff.

Unos años después, cuando Tovar era presidente de la Corte Nacional del Trabajo sorpresivamente se presentó en su despacho Patiño del Valle. Tovar pensó que podría ser objeto de una agresión y se puso de pie. No hubo ni intercambio de saludos. Patiño del Valle preguntó:

- ¿Doctor usted se acuerda de mi?

- Por supuesto, respondió sereno Tovar

- Hoy he leido en esta revista Selecciones un caso de un juez en Estados Unidos que actúa como usted y la he traido para obsequiársela. Ojalá que todos los jueces en Bolivia fueran como usted, dijo Patiño del Valle y salió.

¡Ojalá!

Descansa en paz querido Carlos.