Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Lunes 7 de enero del 2002


LAS CANDIDATURAS GRISES

Por Hernán Maldonado


El "entusiasmo" que despiertan los actuales candidatos presidenciales bolivianos para los comicios de junio es tan pírrrico que si hoy se produjeran las elecciones el ganador sería el voto en blanco.

Los sondeos de opinión al comenzar el año establecen que hay una intención muy alta de abstención (tradicionalmente ha sido del 30 por ciento) y que unida al voto en blanco daría un 52 por ciento.

El 48 por ciento restante se lo reparten, con cifras inferiores al 16 por ciento, el MNR de Gonzalo Sánchez de Lozada, el MIR de Jaime Paz Zamora, el ex juez asistémico Alberto Costa Obregón y, con menos de un dígito, otros candidatos potenciales.

Los mismos sondeos establecen que los comicios de este año serán los sepultureros de la Unión Cívica Solidaridad (UCS) y de Conciencia de Patria (CONDEPA). Claro, el elector boliviano tendría que ser irracional para votar por Johnny Fernandez, tras su infame paso por la alcaldía de Santa Cruz y por haberse burlado del Estado al no pagar sus deudas de impuestos, pese a tener una orden judicial ejecutoriada, amparado en el contubernio político que lo ata a la oficialista Acción Democrática Nacionalista (ADN).

CONDEPA, finalmente, desaparecerá como prueba de que nunca fue un partido político, sino un conglomerado populista con un comando de sinvergüenzas autoconvocados para repartirse los prebendas del asistencialismo que, como doctrina, le insufló a su organización, mientras vivió, el "compadre" Carlos Palenque.

Los candidatos con más opción, Sánchez de Lozada y Paz Zamora, tienen tan poco que ofrecer o decirle al país sin sonrojarse, que quizás hasta están haciendo bien en mantener la boca callada pese a la inminencia de los comicios. Pareciera que están a los imponderables y apostándole sólo a las coincidencias fortuitas que se presenten (caso gas) para explotar esos filoncitos.

Ambos ya han sido presidentes, tras haberle ofrecido al país el oro y el moro y haber dejado el cargo con más penas que glorias. ¿Qué de nuevo puede prometer Paz Zamora que no lo haya hecho ya en su anterior gestión? ¿Se presentará como un antineoliberal? ¿Y acaso en su gobierno no se consolidó el neoliberalismo en Bolivia? ¿O su discurso será desandar el camino capitalizador de Sánchez de Lozada? Claro, antes tendrá que convencernos que estos últimos cinco años el MIR no ha estado en el gobierno. Una cosa difícil, tan difícil como prometer, y nosotros creerle, que luchará contra la corrupción… ¡Faltaba más!

Sánchez de Lozada ¿volverá a ofrecernos 500.000 puestos de trabajo? ¿Revivirá el Bonosol? ¿Como justificará la virtual quiebra del LAB o de la red ferrocarrilera boliviana? Casi al concluir su periodo pronosticó que en los próximos cuatro años Bolivia cosecharía el fruto de su primer gobierno. Hasta ahora nadie le ha visto el queso a la empanada. Más mal se han agravado los problemas al punto que el descreimiento en la clase política llega a extremos alarmantes.

Por ese descrédito es que ahora aparece un asistémico como Costa Obregón con un 12 por ciento de intenciones de voto. Una exageración teniendo en cuenta la capacidad politica del ex juez, cuyas limitaciones le hacen ver al país del tamaño del escritorio que solía ocupar en los tribunales paceños. A sus pantalones ya se le han pegado como lapas los sempiternos politiqueros oportunistas, hábiles en discursos populacheros.

Perú, Ecuador, Panamá, Venezuela han probado ya, o prueban, a los asistémicos y el resultado es pavoroso. Además, Costa Obregón y otros como él, a lo más que aspiran es a conseguir un caudal electoral para "negociar" sus votos a la hora de elegir al presidente en el Congreso. De esta manera tendremos, si seguimos como estamos en este enero, un presidente producto de una megacoalición prebendalista, sin escarmentar de la que estamos saliendo este 2002.

Aquí es donde se ve la miopía de nuestros máximos jerarcas políticos. Dado que ADN se irá del gobierno como perro apaleado, era de esperar que los dos grandes caudillos del MNR y del MIR se hubieran abierto a otras alternativas, a la generación de relevo, a otras mentalidades. Porque ¿qué más -- que no sea satisfacer el ego o prometer algo que ya prometieron y no cumplieron en el pasado -- pueden ofrecerle al país Sánchez de Lozada y Paz Zamora?





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