Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 15 de agosto del 2004


BUSH Y KERRRY TRAS EL VOTO HISPANO

Por Hernán Maldonado

El presidente George W. Bush y su rival John Kerry están convencidos de que el voto hispano jugará un rol preponderante en el resultado de las elecciones del 2 de noviembre y por eso intensifican sus esfuerzos por cortejarlo en sus campañas a lo largo y ancho de Estados Unidos.

Alrededor de ocho millones de hispanos están registrados en el padrón electoral. El 2000 sólo la mitad de ellos acudieron a las urnas cuando Bush, en unos disputadísimos escrutinios y por sólo 537 sufragios, logró los 27 votos de Florida al Colegio Electoral y ganó la presidencia.

A menos de tres meses de las elecciones, las encuestas dan ahora un empate técnico al republicano Bush y al demócrata Kerry y los hispanos podrían inclinar el fiel de la balanza a favor de cualquiera de ellos.

A nivel nacional se estima que la situación de la economía en el país, en las semanas previas a la votación, será determinante para que Bush sea ratificado o defenestrado.

Esto parece ser más importante para el votante que los errores de la Bush en la conducción al país a la guerra contra Irak sobre falsos supuestos. Estados Unidos se metió allí en camisa de once varas y en el horizonte no se ve cómo es que saldrá del atolladero.

Y como tampoco Kerry tiene ideas muy claras al respecto, el resultado de las elecciones podría ser decidido en los últimos días previos al 2 de noviembre. Es aquí que muchos asignan gran importancia al voto hispano.

Bush y Kerry se afanan en chapucear el español en sus mensajes de campaña dirigido a esa vasta comunidad que desde el censo del 2000 ha pasado a ser la primera minoría en Estados Unidos con sus 38 millones de almas.

Pero los hispanos están cansados de promesas y se han puesto exigentes. Ahora, además de temas propios que les interesan como ciudadanos estadounidenses, como la lucha por la igualdad de derechos, el cese de la discriminación y mejores oportunidades, los hispanos destacan asuntos particulares.

Así por ejemplo millones de centroamericanos y mexicanos piden que se concreten los acuerdos migratorios entre sus países y Estados Unidos y hasta que se otorgue de una buena vez la residencia a esos centenares de miles de inmigrantes que viven ilegalmente en el país.

Unos 650.000 votantes cubano-americanos, por su parte, exigen un compromiso formal de los candidatos para que les ayuden a derrocar al gobierno de Fidel Castro, que el pasado fin de semana cumplió 78 años, 45 de los cuales como jefe de estado cubano.

En el sur de la Florida, particularmente, los votantes de origen cubano están cansados de la retórica de los candidatos prometiéndoles desde hace décadas que la "próxima Navidad comerán lechón en Varadero". Han pasado ya 10 presidentes por la Casa Blanca y no hay tal lechón.

Esta vez los votantes hispanos quieren hechos y no palabras y parecen dispuestos a elegir al candidato que pueda convencerlos de que sí llenará sus más caras expectativas.





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