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Miércoles 29 de septiembre de 1999


BOLIVIA EN POSITIVO

Por Hernán Maldonado


Miami - El gobierno del presidente Hugo Bánzer está convencido que lo está haciendo tan bien que ha decidido contagiar su entusiasmo a los 8 millones de compatriotas con una catarata de publicidad invitándonos a ver a "Bolivia en positivo".

La idea no es nada original porque es una copia al carbón de la "España en positivo" que los creadores de imagen peninsulares inventaron en los postreros años del gobierno de Felipe González, cuando la barca del Partido Socialista Obrero Español hacía agua por los cuatro costados.

Sea lo que sea, la consigna de Bánzer pareciera más bien encaminada a que el país no se hunda de una vez en el desencanto con una admistración que prometió tanto y que tan poco ha hecho en sus dos primeros años de gestión.

Ciertamente, a no ser por sus denodados esfuerzos por la erradicación de los cocales ilegales en el Chapare para no perder la certificación y los dólares estadounidenses, la actual administración es huérfana de realizaciones trascendentes quizás porque alcanzó el gobierno sin ningún programa de acción concreto.

A dos años en el poder, el banzerismo y sus aliados demuestran que sólo fue palabreria hueca su oposición a lo que denominaron las "leyes malditas" y que posibilitaron en Bolivia la capitalización de las principales empresas públicas, la reforma educativa y la ley de participación popular.

A pesar de contar con la aplanadora parlamentaria, el gobierno no se ha animado a "nacionalizar" otra vez los ferrocarriles bolivianos "regalados por el MNR a capitalistas chilenos", no ha anulado la capitalización de Entel ni de YPFB y más bien ha profundizado la reforma educativa (el transpaso de las normales rurales a las universidades privadas) y busca hacer más operativa la participación popular.

La explicación es sencilla. Bánzer es uno de los padres de la ley 21060 que hace 14 años encarriló la economía nacional dentro del neoliberalismo y no podría propender a su modificación so pena de retrotraer al país a los aciagos días del gobierno de la UDP.

Su prédica contra el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada se ha desgastado apresuradamente. Ya no hay de que culparle al ex presidente y como no hay programa de acción, el gobierno marcha a la deriva. Gran parte del quehacer se encamina a tratar de arreglar los entuertos que saca a luz casi diariamente una prensa implacable.

"Si con el anterior gobierno estábamos al borde del precipicio, con el actual hemos dado un paso adelante", escribió un columnista en el diario Los Tiempos de Cochabamba, al recordarle a los nuevos mandamases que cuando asumieron el poder prometieron un crecimiento del 4.5 por ciento y que este año muy difícilmente superará el 2 por ciento, por lo que su supuesta guerra contra la pobreza es sólo una pose demagógica.

Mientras las luchas políticas entre los socios de la "pegacoalición" se ahondan con el paso de los días, y toman carta de ciudadania las pugnas internas en ADN entre los "pitufos" y los "dinosaurios", el país incrementa su decepción.

Para contrarrestar justamente esa opinión negativa, esa desesperanza generalizada de Juan Pueblo, el banzerismo agita la consigna de "Bolivia en positivo". ¡Qué difícil labor en un país que parece hacer culto al NO! inclusive cuando debe decir SI.

Recordemos que por decir no, Potosi se quedó sin los millones que habrían posibilitado la explotación de sus ricos yacimientos de litio. El abanderado del no, Gustavo Valda, ha sido premiado con una senaturia por el MIR. "Preferimos que nuestro litio esté bajo tierra", dijo Valda. Y bajo tierra está. ¿Pensarán igual esos miles de campesinos del norte de ese departamento que deambulan mendigantes las calles de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz?

La cantaleta de "Bolivia en positivo" ¿revertirá lo que ya parece ser una manera normal de pensar y actuar?

Si hasta en el mercado los humildes vendedores no le dicen a uno:
-Casero, cómpreme queso
Lo normal es que pregunten:
-Casero, ¿"no" me vas a comprar queso?
-¿"No" te vas a llevar pan?