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Domingo 10 de mayo del 2015


BOLIVIA Y SU PROCESO DE CAMBIO

Por Hernán Maldonado

¿Evo Morales y su proceso de cambio con el sol en las espaldas? Parece que sí. Al menos eso los demuestran los resultados de las elecciones regionales de este 2015 cuando la mayoría del país ha votado por candidatos de la oposición.

Poco le ha servido al régimen populista su colosal derroche de dineros fiscales para “vender” a los votantes a sus candidatos en distritos densamente poblados como La

Paz, Santa Cruz, El Alto y Tarija. Debió apelar a triquiñuelas obscenas para vencer en Chuquisaca y Beni.

En el Beni, tradicional bastión opositor, el oficialismo logró descalificar con argucias jurídicas al virtual vencedor Ernesto Suárez. Con la prebenda dividió a un grupo opositor y Morales virtualmente echó la casa por la ventana a favor de su candidato Alex Ferrier.

La Corte Electoral demoró casi una semana en el cómputo de casi 230.000 electores para finalmente dar el triunfo a Ferrier por 400 votos sobre el opositor Carlos Dellien en una segunda vuelta electoral. En Brasil, el pasado octubre, a las 10 de la noche se sabía el resultado de las elecciones a las que acudieron 100 millones de votantes.

Para algunos observadores, los resultados adversos al oficialismo, explican el cansancio de la población –quizás no con Morales, que aún goza del alta popularidad-- con la galopante corrupción en las altas esferas oficiales.

El proceso de cambio solo les ha beneficiado a ellos, porque de pobres han pasado a ser ricos, me dice un taxista. Como en Venezuela, el régimen ha comprado medios importantes y ni el ministerio de Comunicación lleva la cuenta de lo que gasta el gobierno en propaganda, según admitió la ex ministra Amanda Dávila.

Varios medios independientes se someten a los caprichos oficialistas por temor a perder avisos o simplemente están paralizados por el miedo. “Tenemos que ser cautelosos con lo que escribimos para poder sobrevivir. Usted ya se habrá dado cuenta de nuestra realidad”, me confiesa el director de un medio.

Con todo, especialmente en radio (que es el medio de mayor difusión en Bolivia), todavía puede escucharse a periodistas forjados en el yunque de la verdad. Son ellos los que descubren los entuertos del régimen y mantienen alerta a la ciudadanía sobre las mentiras oficiales.

Por esto, solo los ingenuos aún pueden creer que los extranjeros acribillados en un hotel de Santa Cruz el 2009 estaban conspirando para separar a ese rico departamento oriental de la soberanía boliviana. Fue un sucio ardid para descabezar a la oposición a Morales.

Más recientemente, el periodismo develó cómo candidatos oficialistas hicieron desparecer millones de dólares (algunos calculan en $600 millones) del Fondo Indígena para beneficio personal. El escándalo fue tal que Morales ordenó una intervención del organismo.

Pero el daño fue irreparable a la imagen gubernamental, sus candidatos a la gobernación y las alcaldías de La Paz y El Alto sufrieron aparatosas derrotas. El oficialismo trata de encubrir su colosal fracaso argumentando que triunfó en la mayoría de las alcaldías del país. Vano intento, porque difícil comparar una alcaldía de 800.000 habitantes con una de 10.000 o menos.

Difícil quinquenio le espera a Morales. Peor todavía ahora que asoma la época de las vacas flacas porque se están derrumbando en los mercados internacionales los precios de las materias primas de exportación. Miles de mineros de Huanuni le están viendo ya la cara a la desocupación y al hambre. Amanecerá y veremos.

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