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Jueves 27 de junio del 2013


YO ME ACUSO

Por Hernán Maldonado

En momentos en que se busca hasta con lupa a los culpables del nuevo fracaso del fútbol boliviano, ante el fallido intento de concurrir a una nueva Copa Mundial, es honesto hacer un acto de contrición ante la afición y decir humildemente: Yo me acuso.

¡Claro! En principio los culpables son nuestras carencias estructurales, la ausencia de verdaderos clubs, de campos deportivos, de dirigentes probos, de autoridades eficientes, de verdaderos semilleros, de oportunidades a los astros potenciales, de entrenadores capaces y verdaderos jugadores profesionales.

O sea que la cosa no es tan fácil como demagógicamente un diputado oficialista declaró la semana pasada. Anunció que el presidente Evo Morales “está inaugurando tantas canchas que pronto Bolivia será una potencia futbolística…”

La mayor parte de mis 58 años en el periodismo los he dedicado al deporte, los primeros 15 en la Corporación Deportiva Borelli, como reportero, relator, comentarista, y retrocediendo en el tiempo veo que lo mismo que hice yo se sigue haciendo hoy. Por eso este acto de contrición.

Yo me acuso de haber alabado a dirigentes que en el fondo de mi conciencia sabía que eran solo unos quijotes con algo de dinero y con mucha hambre de notoriedad.

Yo me acuso de no haber hecho lo suficiente para desenmascarar a dirigentes regionalistas o a quienes siempre pensaban que “su” club era más importante que la selección nacional.

Yo me acuso de no haber denunciado a jugadores detenidos por la comisión de hechos delictivos que me constaban o a aquellos que se presentaban a los partidos aún con aliento alcohólico.

Yo me acuso de magnificar actuaciones simplemente buenas haciéndole creer a la afición que teníamos jugadores excepcionales, astros capaces de grandes hazañas en el campo internacional.

Yo me acuso de haber escrito crónicas describiendo jugadas brillantes, de goles increíbles, de atajadas inverosímiles, como si nuestro fútbol hubiera ascendido a escalas superiores.

Yo me acuso de haber anunciado jornadas venideras con partidos prometedores vendiéndole a la afición jornadas inolvidables, actuaciones para la historia.

Yo me acuso de no haberme opuesto a la contratación de jugadores extranjeros mediocres postergando cada vez más la incursión de valores juveniles o anulando a los jugadores nacionales.

Yo me acuso de haberme callado ante el abuso de cobrarle a la afición precios exorbitantes por las entradas a partidos internacionales.

Yo me acuso de silencio negligente por no denunciar conductas incorrectas de jugadores en giras al exterior para que sus dirigentes no me inviten más a viajar.

Aunque con la experiencia que me dan los años veo que a mucha gente le gusta ser engañada, yo no quiero cargar con este peso en la conciencia y humildemente le pido perdón a la afición por esos años en que creía que nuestro fútbol era el mejor y así lo escribía.