NOTICIAS Y COMENTARIOS EN TIERRA LEJANA

20.1.06

Morales y Bachelet

Por Pedro Shimose (El Deber, Santa Cruz/Bolivia)

La degradación del discurso político y la inveterada apelación a los estereotipos (lugares comunes) han hecho que las elecciones en Bolivia y Chile hayan sido relatadas, en los medios informativos europeos, con cierta superficialidad. Un ejemplo: siguen refiriéndose a Bolivia como ‘el país andino’, cuando es sabido que más de la mitad del territorio no es andino. En cambio, cuando hablan de Chile, que sí es andino en su totalidad, sólo dicen Chile.Toda mención a los presidentes electos tiene claves antropológicas y folclóricas, en el caso de Evo Morales, y sexistas y feministas, en el de Michelle Bachelet. Aquél no llega a la Presidencia de Bolivia por ser ‘indio’ ni ésta, a la de Chile, por ser mujer. Ésta llega porque la democracia funciona en Chile y porque el Gobierno de Ricardo Lagos no lo hizo mal (Lagos se retira con altas cotas de popularidad: el 75%, según las encuestas). Morales, en cambio, llega a la Presidencia porque, entre otras razones, la clase política tradicional cavó su propia tumba y porque el Estado fue dinamitado por la corrupción y el continuo amotinamiento caminero y callejero, dirigido paradójicamente por el mismo presidente electo y secundado por aguerridos grupos que no sabemos si permitirán que Morales gobierne un país necesitado de estabilidad. Ésa es la gran incógnita.Los hechos son indiscutibles. Morales y Bachelet han derrotado a sus rivales de manera rotunda y con porcentajes similares: Morales, con el 53,74% de votos; Bachelet, con el 53,49%. Evo dice ‘moverse’ hacia el socialismo (eso dice él). Bachelet, en cambio, ya está en él; es socialista (socialdemócrata, para ser exactos) de toda la vida. Morales tiene que demostrar mucho a su electorado. Bachelet no está obligada a demostrar nada. Médico pediatra, fue ministra de Sanidad y de Defensa en el Gobierno de Lagos. Morales es antiestadounidense, chavista, cocalero y, si hacemos caso de los corresponsales de prensa, maoísta, según sus últimas declaraciones en Pekín. Bachelet es chilena y proseguirá la apertura de su país al mundo, comerciando con todos los países que beneficien a Chile. De hecho, Chile participa en todas las organizaciones de carácter político y financiero, en calidad de socio o miembro asociado, como es el caso del Mercosur. No pretende, por lo tanto, cambiar el modelo económico de mercado libre. Lo que Bachelet ha prometido es redistribuir (“emparejar la sociedad chilena”, dice) los beneficios de la economía globalizada en un país, el suyo, donde el 10% de las personas más ricas recibe el 43% de los ingresos, mientras al 20% más pobre sólo le queda el 4%.Morales tiene, en cambio, el desafío de conciliar, en poco tiempo, su discurso radical indigenista, antiestadounidense y cocalero con una realidad social compleja y convulsa, económicamente incierta (el problema del gas natural lo espera con sus promesas de nacionalización), regionalmente conflictiva (¿qué hará Morales con el Movimiento Sin Tierra?), jurídicamente explosiva (Morales quiere una Asamblea Constituyente integrada por representantes indígenas, porque Bolivia es un país de ‘indios’, argumento bastante discutible) y políticamente urgida de adoptar medidas que no satisfarán a todos los socios que le ayudaron a ganar las elecciones y que ya le están pasando facturas. Morales se enfrenta también a problemas familiares. Su hermano Hugo Morales Ayma ratificó su alejamiento del MAS y manifestó su simpatía por el militar peruano Ollanta Humala y su intención de “apoyar focos de insurrección como, por ejemplo, Sendero Luminoso en Perú”, según la Agencia de Noticias Fides (ANF).Bachelet se moverá en otro escenario. A ella le preocupa que las tres cuartas partes de los jóvenes chilenos en edad de votar no hayan acudido a las urnas el pasado domingo 15 de enero y que, a pesar de haber ganado en 12 de las 13 divisiones administrativas de Chile, el distrito de las comunidades mapuches, situado al sur de Chile, haya votado por el candidato conservador Sebastián Piñera.Tanto Evo Morales (46 años) como Michelle Bachelet (54 años) representan una nueva generación política en Iberoamérica. Por ahora, que una mujer ocupe la Presidencia de Chile no debería asombrarnos. Fue una chilena –Gabriela Mistral– la primera escritora iberoamericana que, en 1945, obtuvo el premio Nobel de Literatura.// Madrid, 20/01/2006.